Se ocultan en la soledad los heraldos que tiñen los muros con palabras de devoción, de angustia y desesperanza. Representantes de todas las clases, todos los lugares… todas las edades. Centinelas custodian los muros, arrellanan la inmensidad de los espacios. Sin embargo, los libres actúan sin proporción, se lanzan en masa, mascaras y banderas cubren sus rostros. Violan así, la integridad del capitalismo que es de por si, severo y absurdo, dejan los sueños en letras grasientas, letras que desprenden lagrimas cuando están frescas. El mensaje queda expuesto, la multitud esta gritando, se unifican las voces y todo el caos se convierte en inmensidad…
Ellas, las silenciosas, quedan violadas por la voluntad de los hombres. Pero se muestran a todos, claras e incorruptas en el fondo.
Así, los hombres, los suelos, las ventanas, los muros, y todas las cosas inmaculadas por el sistema forman parte de la anarquía silenciosa.
Ellas, las silenciosas, quedan violadas por la voluntad de los hombres. Pero se muestran a todos, claras e incorruptas en el fondo.
Así, los hombres, los suelos, las ventanas, los muros, y todas las cosas inmaculadas por el sistema forman parte de la anarquía silenciosa.
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