- el caminante solitario.
(Un viernes cualquiera, en algún lugar de la ciudad ficticia)
El ocaso de una tarde de viernes, propone un pretexto genial para quien decide tomar una aventura en sus manos. se trata de una especie de “libertad secreta” que somos incapaces de compartir con otros, se trata de una característica propia de la individualidad, de esa identidad que sabemos que esta en nosotros, pero desconocemos por muchas razones.
La tarde de viernes, coloreada por tonos rojizos, hace siempre pensar mil cosas: algunos dicen que es porque a alguien le sucedió algo malo, otros creen que se trata de una conspiración de la naturaleza en conjunto con nuestras deprimentes emociones, quizá, y con suerte alguien haya muerto y por fin se ha liberado de este mundo…
Muchas preguntas, demasiadas respuestas, variadas conjeturas… pero esta hipotética situación propone a veces separarnos un poco de los demás para caminar solos hacia alguna parte: el hogar que siniestramente se vuelve funesto cuando no hay nada que hacer esa tarde, caminar solo hasta donde te lleven tus piernas; vas caminando pensando en mil cosas, las que puedes arreglar, las que definitivamente no puedes o simplemente buscas respuestas en un lugar que quizá ni siquiera existe.
El caminante solitario, se convierte entonces en un profeta sin público que lo escuche, es un perfecto desconocido en una tierra sin promesas. Piensa a cada paso en cosas que si bien tienen sentido común, a veces se quedan anegadas en un lago de la republica de la utopia. Va hacia todos lados, pero a ninguna parte. Él mismo se transforma en cientos de conceptos y sueños: cuando recorre el mundo siente que es ave que va hacia el fin sin desplomarse, otras veces, como el lobo, busca una roca y se sienta allí, para contemplar el caos en su propia soledad…
Asimismo, el solitario se despoja en su lento andar de todo elitismo, se convierte en aire, en polvo y puede dejarse llevar como el viento sin elegir lugar fijo donde establecerse.
Al final y en determinado momento, todos somos… el caminante solitario.
photo by Christian Carocca
1 comentarios:
Ah, pero que bonitas cosas se encuentra uno...
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